Se acerca el invierno... de hecho, ya está aquí. A medida que el tiempo se vuelve más frío y los días más cortos, nuestros hábitos y estilos de vida tienden a cambiar y adaptarse. Pero, ¿podrían algunos de tus hábitos invernales estar afectando a la salud de tu esperma? He aquí cuatro de las formas en que el invierno podría afectar a tu fertilidad, y nuestros consejos para proteger a tus bañistas esta temporada.
Baños calientes
Cuando llegan los meses de invierno y te pasas el día luchando contra las inclemencias del tiempo, no hay nada como un baño caliente, una ducha caliente o incluso una relajante sesión de sauna para entrar en calor por la noche. Sin embargo, hay que tener cuidado con la cantidad de calor a la que se exponen los testículos. El calor puede tener impacto en la salud de su esperma - y puede afectar tanto a la concentración como a la movilidad de los espermatozoides. Los espermatozoides están más sanos cuando se encuentran en condiciones frescas (¡por eso los huevos cuelgan fuera del cuerpo!).
Los baños ocasionales no causan infertilidad, pero recomendamos limitarlos a una o dos veces por semana. Si estás intentando concebir y notas que el recuento de espermatozoides y la movilidad no son exactamente los deseados, te recomendamos que dejes de lado las saunas y los jacuzzis.
Otra cosa que puedes hacer para reducir el riesgo de daños por calor es mantener el móvil y el portátil alejados de los testículos. Puede que no parezcan las fuentes más obvias de daños por calor, pero la exposición prolongada a estos aparatos tecnológicos puede pasar factura a tus testículos.
Días de pereza
Al igual que los osos, todos tendemos a hibernar en invierno. Quizá no signifique que nos encerremos en una cueva durante meses, pero sí que tendemos a quedarnos más tiempo en casa, a ser menos activos y a caminar menos (¿alguien es culpable de conducir 5 minutos hasta casa cuando hace mal tiempo?).
Un estilo de vida sedentario no es bueno para la salud de nuestro esperma. No sólo significa que pasas mucho tiempo sentado o tumbado (lo que aumenta el calor en la zona de la entrepierna), sino que la falta de ejercicio también puede contribuir a un IMC poco saludable. El sobrepeso se ha relacionado a menudo con una mala salud de los espermatozoides y, aunque muchos de nosotros engordamos unos kilos durante el invierno si estás en un viaje de fertilidad, esto no es una buena noticia.
Ejercicio es excelente para la salud en general y para la fertilidad. Si te falta motivación para hacer ejercicio en invierno, intenta encontrar algo divertido que realmente te apetezca, como jugar al fútbol o al rugby con tus amigos, en lugar de presionarte para hacer algo intenso y aburrido, solo porque quedará bien en tu aplicación de fitness.
Alcohol
Diciembre siempre trae mucha alegría navideña, ¡en más de un sentido! Aunque una cerveza de vez en cuando no va a arruinar tu fertilidad, las borracheras nunca son buenas para tus nadadores. A Estudio danés de 2014 descubrió que beber más de 5 unidades de alcohol a la semana tenía un impacto negativo en la concentración y el recuento total de espermatozoides morfología espermática. Esta relación era más pronunciada en los hombres con una ingesta típica de más de 25 unidades/semana, unas 9-12 pintas de cerveza.
Los estudios demuestran que nuestros hábitos de consumo de alcohol alcanzan su punto álgido durante las fiestas navideñas, por lo que merece la pena tener cuidado con la bebida en esta época del año. Intenta limitarte a un par de pintas a la semana y, si te espera una temporada de fiestas intensa, puede que te interese mezclar tus bebidas habituales con algunas opciones bajas en alcohol. Hemos reunido nuestras cervezas sin alcohol favoritas para fomentar los buenos hábitos invernales.
Falta de luz solar
La vitamina D desempeña un papel vital en la fertilidad masculina, y ¿adivina de dónde obtenemos la mayor parte de nuestra vitamina D? Del sol. Obviamente, a medida que los días se acortan y el tiempo empeora, nuestro acceso a la luz solar es bastante mínimo durante los meses de invierno. De hecho, alrededor de 50% de adultos tienen niveles bajos de vitamina D la mayor parte del año, y esta cifra sólo aumenta cuando llega el invierno.
Aunque el sol escasee, puedes aprovechar al máximo la luz del día saliendo al mediodía, así que intenta dar un paseo durante la pausa para comer o por la mañana cuando salga el sol. Aunque el sol es una de las mejores fuentes de vitamina D, algunos alimentos también la contienen, como la yema de huevo y pescados como el atún y el salmón. También puedes aumentar tus niveles de vitamina D tomando suplementos.